domingo, 16 de noviembre de 2008

Actualidad socio-económica(22-octubre-08)

Noticia: ¿Qué ha pasado en Islandia?
El colapso islandés de los últimos días no tiene precedentes en la historia, el menos en tiempos de paz, en función de su rapidez y profundidad.Las cuotas de las hipotecas y otros préstamos se han doblado, los precios han aumentado más de un 30%, casi todos lo ahorros se han esfumado, los sueldos están congelados y se preven despidos masivos. Islandia es la primera víctima del credit crunch, y su catastrófico colapso nos muestra lo importante que es contener rápidamente la crisis para evitar que lo que ha pasado allí pueda repetirse en el resto del mundo desarrollado.

Intentamos comprender la crisis de este país y lo que encontramos es lo siguiente:
Hasta 2000 la mayoría de los bancos eran de propiedad pública y sus políticas de préstamos y créditos eran conservadoras, con tipos de interés reales, teniendo en cuenta la alta tasa de inflación del país. Eran bajos o incluso negativos. No se daban créditos con facilidad y era bastante difícil conseguir préstamos individuales.
Pero ante la presión de los intereses corporativos de beneficios rápidos y masivos, las empresas han logrado que la Banca se desregulase y se privatizase. A partir del año 2000, la propiedad bancaria pasó a personas que tenían estrechas relaciones partidarias. La reglamentación bancaria se basó en la liberalización con vistas a desarrollar la economía de forma rápida y nuevas oportunidades de hacer negocios. Las medidas fueron bien vistas por las corporaciones mundiales y alabada por instituciones como el FMI.
Desde 2003, cuando los mercados financieros fueron menos regulados y la banca fue privatizada, los grandes bancos islandeses, el Kaupthing, Landsbanki y Glitnir, poseen desde hace un tiempo cierta presencia internacional.
En una coyuntura económica propicia y en préstamos en el extranjero, pusieron en práctica una agresiva política expansiva en el Reino Unido y Escandinavia, en particular en Dinamarca, basado en un crecimiento fundamentado en falta de regulación que provocó unas deudas que el Banco Central de Islandia no puede levantar por la escasa desenvoltura financiera y limitación de recursos del país.
En los últimos años, la economía crecía al 5% en promedio, por encima de Europa, gracias a la llegada de capitales externos y a una política de compras de empresas sostenida con alto endeudamiento. Sus tres principales bancos (Kaupthing, Landsbanki y Glitnir), financiaban la expansión, aprovechando las bajas tasas de la era Alan Greenspan para salir a comprar activos en el exterior.
Sólo en el 2007, por ejemplo, gastaron 10.000 millones de dólares en adquisiciones, lo que favoreció el crecimiento, pero al mismo tiempo hizo que se convirtieran en propietarios de activos por un valor récord, similar a ocho veces el PIB de Islandia.
Las instituciones públicas denuncian el mal que ha hecho la especulación en el país, pues muchos negocios no han sido más que operaciones especulativas de gente interesada en conseguir el siguiente dólar cuanto antes, sin medir las consecuencias futuras.

Las compras fueron cruzadas, por lo que cualquiera de los grandes bancos del país tiene participaciones en los demás y en casi todas las empresas islandesas importantes, lo que significaba que la caída de una significaría el efecto domino de la economía, a sabiendas de que el gobierno no cuenta con reservas para convertirse en prestamista de última instancia. Además, un informe de Fitch, mostró que ningún país puede soportar demasiado con un déficit en cuenta corriente superior al corriente superior al 10% del PIB sin caer en una crisis general, mientras que en Islandia este déficit supera hoy el 16%.
En 2006 hubo una pequeña crisis de liquidez, pero entonces la banca recurrió a Gran Bretaña, donde pudo solventar sin problemas su falta de financiación. Sin embargo, ahora es imposible encontrar ninguna entidad dispuesta a arriesgarse ante las turbulencias que afectan a todos los mercados.
Por ello, los inversores han comenzado a sacar su dinero. Desde inicios de año, la corona islandesa se ha devaluado un 25%, mientras que el mercado de valores se ha desplomado un 40% desde el pasado verano. Además, la inflación se eleva al 6,8% y los tipos de interés alcanzaron el 15,5% la pasada semana. Por otra parte, la descompensación en su balanza comercial es acusada, sobre todo a causa del gasto en consumo de los últimos años.
Las consecuencias de no haber previsto el cambio del ciclo, empiezan a dar los resultados en 2008. Los últimos meses han asignado al país el molesto papel de candidato a ser el primero en colapsar su economía a causa de la crisis financiera mundial.
La corona islandesa, ha caído 22% de su valor frente al euro en un año, y aunque el Banco Central (Sedlabanki) ha bajado los tipos en 3,5%, la inflación está en el 20% y los pronósticos para los próximos meses apuntan a que puede situarse en el 100%.
Las acciones de los bancos se suspendieron y la bolsa tuvo que cerrar tres jornadas por la situación inestable del mercado: cuando reanudó su actividad el día 14, perdió un 76 por ciento de su valor.
De esta forma, los bancos empezaron a denegar préstamos y pidiendo devoluciones. Era el final del ciclo neoliberal islandés, con un agravante: el Banco Central de Islandia se adeudó a su vez en seis veces el PIB de Islandia.


Como vemos el concepto de neoliberalismo vuelve a surgir en nuestros escritos.
Solo queda preguntarnos el nivel de relevancia del sistema neoliberal en la crisis mundial actual.

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